lunes, 1 de junio de 2015

ORACION A SAN BENITO PARA ALEJAR MALAS PERSONAS...


 ¡Oh, Santo Padre Benito,
 que ayudas a cuantos acudimos a ti!

 Acógeme bajo tu protección;
 defiéndeme de todo mal que aceche mi vida,
y de todo aquel que quiera hacerme daño.
 Obtenme la gracia del arrepentimiento de mi corazón
 y una verdadera conversión
 para reparar las culpas cometidas,
 y para alabar y glorificar a Dios
 todos los días de mi vida.

San Benito glorioso, 
amado y venerado por todos,
dame tu ayuda, defensa y protección,
aleja de mi vida, de mi trabajo y de mi familia,
a los que por envidia o maldad me atormentan,
defiéndeme de las malas personas y adversarios,
y detén a los que me manden magias,
brujerías, hechizos o conjuros,
aparta a quien me mire mal y use su mala lengua 
contra mi persona y los que me rodean, 
en especial dame auxilio en esto que tanto me aflige:

(hacer aquí la petición).

Te ruego, por amor al Señor,
no me niegues tu auxilio e intercesión.

 Hombre con corazón grande y justo,
atiende mis peticiones y líbrame de todo mal,
 no permitas que me separe del bien,
 acógeme en el coro de los bienaventurados,
 junto a ti y al grupo de los santos
 que han ido detrás tuyo hacia la eterna beatitud.

  Dios omnipotente y eterno,
 por los méritos y el ejemplo de San Benito,
 de su hermana, la virgen Escolástica
 y de todos los santos
 renueva en mí Tu Santo Espíritu;
 dame fortaleza en el combate
 contra las tentaciones del maligno
y contra los males que me quieran causar,
 paciencia en las tribulaciones de la vida,
 y prudencia en los peligros.

 Aumenta en mí el amor a la caridad,
 el deseo de la practica del amor a los demás,
pues confortado por ti
 y sostenido por el amor de mi prójimo,
 puedo servirte alegre
 y unirme victorioso en la Patria Celestial
 a todos los santos.

Por Cristo, Nuestro Señor.

Amén.


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Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias!



Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias! gracias en distintos idiomas, gracias a las distintas personas pero, sobre todo, Señor, gracias porque… ¡existes! Gracias por tu Eucaristía, gracias por tu Madre, gracias por todos y cada uno de tus hijos, mis hermanos, que día a día colocas junto a mí. Gracias, en fin, por haberme enseñado a darte y a dar las gracias. Junto con todas tus criaturas, las que te las hayan dado antes que yo las que no sepan no contesten a tu amor o las que ni siquiera se hayan enterado. Deseo desde ahora que mis palabras sean simple y sencillamente éstas: ¡Gracias! ¡A todos! ¡A Tí, Señor!


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