Escondes el amor más grande dentro de tu panza, escondes entre pecho y espalda la más hermosa flor.
Esa, que día a día vas regando con ilusión, con espera que a veces desespera.
Escondes en tu vientre el más grande milagro del amor.
Y tocas tu tripita, la acaricias pensando, sintiendo que acaricias su ser.
Imaginas su cara, sus ojos y hasta su sonrisa…
Crece en tu vientre un pedacito de ti, crece en tu vientre tu mayor ilusión.
Crece en tu vientre un regalo de amor. Un amor que ha nacido en ti mucho antes de que puedas verle, incluso antes de su llegada.
Un amor que crece a la par que crece él. Y se hace tan inmenso y desbordante que no puede hacer otra cosa que volverse incondicional.
Llevas 9 meses de vida dentro de tu vida, una vida que sentirás que es más importante que la tuya misma.
Experimentas cambios, dolores, temores… que cesan cuando le ves por primera vez.
Y tomas esa mano diminuta que instintivamente toma la tuya y le das tu vida entera.
Llega un amor para quedarse. Verás crecer ese amor en un cuerpo aparte, un amor que tendrás que compartir con el mundo aunque a veces no quieras. Aunque a veces te duela.
Estás allí para guiarle, amarle, abrazarle, tienes la responsabilidad de educarle, de escucharle, de reir con él.
Por más que pasen los años tus ojos no se cansarán de mirarle, tu nariz de respirarle, tus manos de tocarle, ni tu corazón de quererle con tanta intensidad.
Y cuando menos te imaginas, cuando menos te lo esperes, y por muchos muchos años, te llamará mamá..
Yanet. E. Rodriguez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario